viernes, 4 de noviembre de 2022

 Por Nta. MSc. Camila Spormann R. 








¿Probióticos, Prebióticos o Postbióticos?, La nueva era de los Postbióticos. 

 

Todos alguna vez hemos consumido probióticos, estos microorganismos vivos poseen propiedades beneficiosas para nuestra salud cuando se administran en cantidades adecuadas (FAO/OMS, 2001) y han sido utilizados como una alternativa natural para el tratamiento de enfermedades, sobre todo de origen gastrointestinal. Los podemos encontrar naturalmente en el mercado en productos fermentados como: yogures, bebidas lácteas, kéfir, quesos crudos, entre otros. Estos productos contienen además polisacáridos y oligosacáridos (inulina o fructanos) los cuales son llamados prebióticos y sirven como sustratos para que los probióticos lleven a cabo sus valiosas funciones. 

 

Cuando se produce la interacción entre los probióticos y prebióticos, se generan diversas sustancias o metabolitos denominados postbióticos, los cuales han sido estudiados actualmente por los beneficios que generan a nivel inmunológico, neurológico e intestinal. 

 

Dentro de los postbióticos podemos encontrar; vitaminas (B y K), ácidos grasos de cadena corta (acetato, propionato y butirato), péptidos antimicrobianos (defensinas y bacteriocinas), neurotransmisores (GABA, serotonina y acetilcolina). 

Estos metabolitos trabajan aumentando la potencia de los microorganismos activos (probióticos), los convierten en compuestos funcionales y mejoran su colonización en la mucosa intestinal. Poseen además gran capacidad antiinflamatoria y mejoran la función de la barrera epitelial, por lo que serían de utilidad en el tratamiento de patologías inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y colon irritable. 

Al mantenerse íntegra nuestra barrera epitelial, mejora también nuestra resistencia contra las infecciones, siendo una ayuda para nuestro sistema inmunológico. 

 

Otros estudios también han demostrado la efectividad de los postbióticos sobre el tratamiento de la esteatosis hepática (hígado graso), lo cual puede dar nuevas luces para el tratamiento de patologías asociadas a la obesidad y síndrome metabólico, una excelente noticia considerando la gran cantidad de personas que padecen éstas enfermedades en el mundo. 

 

Según las últimas investigaciones estos metabolitos serían también una muy buena alternativa terapéutica en el tratamiento de pacientes inmunodeprimidos, críticos o recién nacidos prematuros,  donde los probióticos no están recomendados debido al riesgo de generar infecciones bacterianas, por lo que se ha  evaluado su incorporación  a través de suplementos. 

 

Finalmente, debemos saber que sus beneficios no sólo se consiguen con su suplementación sino que requieren cambios importantes en la dieta, de acuerdo a esto se ha postulado que la dieta mediterránea por su alto contenido de fibra aportado por la gran variedad de frutas y verduras puede aumentar la producción de ácidos grasos de cadena corta, específicamente el butirato a nivel intestinal, asegurándose así el correcto funcionamiento de nuestra microbiota intestinal y alcanzando los beneficios anteriormente mencionados. 



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