martes, 29 de marzo de 2011

La verdad de las dietas hiperproteicas

Por Nut. Camila Spormann

Nuestra alimentación debe cumplir con principios básicos para mantenernos vivos;  ser nutritiva, proteger nuestra salud y ayudarnos a combatir enfermedades.
Para ello debe existir una proporción correcta de alimentos que satisfagan nuestras necesidades diarias, la cual se ve reflejada en la pirámide alimentaria.
Una dieta balanceada incluye 6 porciones diarias de hidratos de carbono complejos, 5 porciones diarias de frutas y/o verduras, 2- 4 porciones diarias  de lácteos,  3- 4 porciones semanales de proteínas (carnes rojas o blancas) y ocasionalmente 15 gr de grasas (preferentemente aceites esenciales crudos).
Todos estos alimentos contienen diversos nutrientes  (vitaminas y minerales), por lo que ninguno puede aportar por si sólo todos los nutrimentos necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Para mantener nuestra salud y longevidad necesitamos de 13 vitaminas y 16 minerales, y también macronutrientes como; hidratos de carbonos, grasas y proteína.

Actualmente en los medios de comunicación diversos profesionales no especialistas en nutrición, recomiendan y  promocionan la “dieta hiperproteica” como una solución para las personas que requieren perder peso, sin saber de las graves consecuencias que esta conlleva.
Las necesidades de  proteínas recomendadas para un adulto sano normal es de 0,8 g/ kg de peso corporal/ día. (FAO/OMS), Por lo que un aumento excesivo de estas puede acarrear  consecuencias afectando negativamente nuestra salud.

Este tipo de dietas consisten en aumentar el consumo de proteínas (carnes rojas, blancas y lácteos descremados) y disminuir el consumo de nutrientes importantes como los hidratos de carbono y grasas. Los hidratos de carbono son nuestra principal fuente de energía, al reducir drásticamente su consumo, nuestro organismo quema proteínas para la obtención de energía, estas al catabolizarse dejan residuos metabólicos que resultan altamente tóxicos (amoniaco), cuando estos no son eliminados por el riñón se acumulan en nuestra sangre produciendo el estado urémico causando; jaquecas, irritabilidad, mala concentración, nauseas, diarrea, confusión, etc.   Otras graves consecuencias de este tipo de dieta para nuestra salud son: Enfermedades renales y cálculos (debido a su mayor exigencia por eliminar nitrógeno), Osteoporosis (mayor eliminación de calcio), Mayor frecuencia de cáncer de colon, aumento del colesterol sanguíneo (por aumento de proteína y grasa animal), entre otras.


Las ventajas que prometen las personas que las promocionan se sustentan en la pérdida elevada de peso inicial, la cual se debe a la eliminación de líquidos al restringir los hidratos de carbono, pero como vimos anteriormente no son dietas sustentables en el tiempo por los riesgos que producen para nuestra salud.






Una dieta balanceada consiste en mantener horarios de alimentación ordenados (4 comidas diarias), y consumir todos los alimentos que nos ofrece la pirámide alimentaria en su justa proporción, para evitar desequilibrios  en nuestro organismo.
Toda dieta o plan alimentario debe ser formulado y supervisado por un profesional capacitado y formado en las ciencias de nutrición, no confié su salud a cualquiera puede estar condicionando su calidad y continuidad de vida.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena su nota colega, estoy completamente de acuerdo, debemos seguir luchando con las personas que recomiendan dietas "milagrosas"...un abrazo .

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